La comparsa de gigantes y cabezudos es uno de los principales elementos de animación callejera de las Fiestas del Pilar. Su presencia en Zaragoza está documentada desde hace siglos, hecho que la convierte en una de las atracciones más veteranas.
Parece ser que fue el rey Alfonso V quien trajo esta tradición desde Italia durante el siglo XV, aunque los primeros documentos de su presencia en Zaragoza datan del siglo XVI. Varias centurias después, a finales del XIX, se tiene constancia de una comparsa formada por 4 cabezudos y otros 4 gigantes que representaban a cada uno de los continentes conocidos. En 1860, la comparsa existente se renueva completamente y se amplía a 8 gigantes y 8 cabezudos, obra todos ellos de Félix Oroz.
Algunos de los integrantes de esta nueva comparsa ya eran personajes reconocibles en el conjunto actual, como es el caso del Forano y la Forana que, como curiosidad, contrajeron matrimonio en una ceremonia pública celebrada el 11 de octubre 1916.
Desde entonces, el grupo de gigantes y cabezudos no ha dejado de crecer sumándose personajes nuevos que, en algunas ocasiones, no sobrevivieron al paso del tiempo. Este fue el caso de Pascual el Vigilante (un popular sereno de la calle Alfonso), el Mansi o Sancho Panza, que aparecieron y desaparecieron durante el siglo XX.
La apariencia de los gigantes y cabezudos fue rediseñada por Modesto González Latorre en 1964. Años después, entre 1999 y 2001, se creó una nueva comparsa que recuperaba el diseño original de Félix Oroz y que es la que actualmente continúa en activo.
Hoy en día, la comparsa está formada por 12 gigantes y 11 cabezudos.
Los 11 cabezudos zaragozanos tienen un papel fundamental: perseguir a quienes se agolpan a su alrededor hasta lograr golpearles con su látigo. Cada uno de ellos, además, cuenta con una copla que relata algún aspecto negativo de su carácter y sirve, cantada por niños y jóvenes, para provocarles e iniciar así una nueva persecución. Algunos cabezudos, ya sea por su fama o por su larga vida, tienen más de una copla o varias versiones de una misma.
Este cabezudo presentado en 2013 representa a Pedro Nadal y Auré, un popular cantador del siglo XIX conocido como el Royo del Rabal que contribuyó a hacer de la jota uno de los estándares de la cultura aragonesa.
Azutero, panzón, deja de cantar jotas y reparte el zurrón
Según diferentes versiones, este cabezudo puede representar a un antiguo juez de la ciudad, a un ciudadano acaudalado o a un farmacéutico que tuvo su botica en la calle Alfonso, todos ellos personajes reales que habitaron en Zaragoza hace años.
Boticario, canario, garras de alambre, le cayó una teja y no le hizo sangre
Se trata de uno de los cabezudos más populares de la ciudad. Representa a un antiguo corregidor de la ciudad que, al parecer, era fácilmente reconocible por una gran verruga que mostraba en su rostro.
Al Berrugón le picaron los mosquitos y se compró un sombrero de tres picos
La figura de este cabezudo es la propia de un torero de finales del siglo XVIII y comienzos del XIX. Aunque se le asocia con algún personaje real como Pepe Hillo, no está del todo claro que represente a nadie que existiese en la realidad.
El Torero, como es tan chulo, salta la valla y se rompe el culo
Este es uno de los cabezudos más populares de toda la comparsa y podría representar a un mozo de cuadras que trajo desde Cuba el Conde de Viñaza, aunque no todo el mundo está de acuerdo con esta versión.
Morico el Pilar, se come las sopas y se echa a bailar
A este cabezudo se le asocia tanto con Melendo, un antiguo médico local famoso por su mal genio, como con José I Bonaparte, hermano de Napoleón. La asociación con este último lo hacía blanco de crueles burlas.
El Tuerto, tuerto es. El Tuerto, por melón, se cayó un tozolón
Aunque también se le identifica con un conductor de carruajes, la versión más aceptada dice que el Forano, como su nombre indica, es un hombre de carácter rural que se engalana para acudir a las Fiestas del Pilar.
El Forano se ha cagao, la forana lo ha limpiao con un trapo colorao
Este cabezudo es heredero de aquel otro que antiguamente representaba a Teresa Panza, mujer de Sancho Panza. Su inclusión en la comparsa data de 1916, cuando se casó oficialmente con el Forano en una ceremonia pública.
Que no se diga, que no se note, que la Forana lleva bigote
No se sabe con seguridad a quién o qué representa este cabezudo, pero parece ser que en su origen podría haber sido Sancho Panza, el fiel escudero de Don Quijote. Además de por Robaculeros, también ha sido conocido como Pirulí y Juan Pirulí.
El Robaculeros no sabe correr y por eso da traspiés
El de la Pilara es un caso peculiar, pues es el único cabezudo que fue presentado en sociedad mientras la persona a la que representa todavía vivía. Se trata de Pilar Lahuerta, cantante de la famosa sala-teatro Oasis y que pudo asistir al bautizo de su propio cabezudo en 1982.
La Pilara, cuando camina, mueve las plumas como una gallina
Este cabezudo nace en 2015 para honrar la figura de Herminia Martínez Linés, llamada también Serafina, un personaje popular muy querido durante las últimas décadas del siglo XX y principios del XXI y que se dedicaba a vender cigarrillos sentada en una calle de El Tubo.
La Cigarrera, de tanto fumar, se tira pedos, que huelen fatal
Los 12 gigantes de la comparsa de Zaragoza están fabricados en fibra de vidrio y cuentan con un armazón de barras de aluminio. Cada uno de ellos pesa alrededor de 40 kilos. Don Quijote, que alcanza los 45 kilos, es el más pesado de todos. Estos gigantes desfilan emparejados de manera natural y, así, es fácil encontrar al rey junto a la reina, al duque junto a la duquesa o a Palafox junto a Agustina de Aragón.
El Rey. Tradicionalmente este gigante representó a Jaime I el Conquistador pero, coincidiendo con el 800 aniversario de la conquista de la ciudad, en 1918 se cambió por la figura de Alfonso I el Batallador.
La Reina. La Reina representa desde 1918 a Doña Urraca, mujer de Alfonso I. Anteriormente, la Reina era una de las mujeres de Jaime I, pero no se sabe con seguridad cuál de ellas.
El Duque. El duque de Villahermosa acogió en su casa a Don Quijote y a Sancho Panza cuando estos pasaron por Aragón; razón suficiente para ser inmortalizado como gigante en esta comparsa.
La Duquesa. La Duquesa es la esposa del duque, tan responsable como él del alojamiento de los famosos personajes literarios en su casa y, por tanto, digna merecedora de ser retratada en forma de gigante.
Don Quijote. Este personaje no necesita presentación, pues es reconocido por todos allá donde vaya. Como curiosidad, cabe decir que este gigante es el más pesado de toda la comparsa zaragozana.
Dulcinea. Es el amor idealizado de Don Quijote. Una campesina que, a ojos de su enamorado, se convierte en la máxima expresión del amor virtuoso, en toda una “emperatriz de La Mancha”.
El Chino. Este gigante vestido de mandarín representa a todo el continente asiático, así como a sus tradiciones y a su cultura milenaria. El Chino es el único superviviente de la comparsa que, allá por el siglo XIX, simbolizaba las diferentes partes del mundo.
La Negra. Si el Chino representa a Asia, la Negra hace lo propio con África, con sus pueblos, tradiciones, cultura e historia. Se dice que su figura es la de Sélica, protagonista de la ópera La africana, de Myerberr. Es sustituta del Moro, que hasta finales del siglo XIX fue el representante del pueblo africano.
El Bearnés. Este gigante nace en 1964 y representa a Gastón de Bearn, noble francés que ayudó a Alfonso I en la reconquista de la ciudad y que fue nombrado señor de Zaragoza tras ella.
La Bearnesa. Mujer del Bearnés y pariente de reyes aragoneses. Su papel como gobernante fue fundamental mientras Gastón batallaba por estas tierras. Su presencia, junto a la de su esposo, representa la unión de los pueblos aragonés y bearnés.
José de Palafox. Se trata del general que defendió la ciudad durante los sitios franceses de 1808 y 1809. Su gigante se crea en 2008, coincidiendo con el segundo centenario de los sitios de Zaragoza.
Agustina de Aragón. Este es otro personaje que no necesita presentación. La heroína del primer sitio que, cañón en mano, logró frenar el avance francés en la puerta del Portillo. Al igual que el de Palafox, su gigante se crea en 2008 para conmemorar los 200 años de los sitios de Zaragoza.