De acuerdo a la tradición cristiana, en el año 40 la Virgen María se apareció en cuerpo mortal ante el apóstol Santiago mientras este hablaba a sus fieles a orillas del Ebro. Como prueba de este encuentro quedó una columna de jaspe y la promesa de erigir en el lugar un templo en honor de la que sería conocida como Virgen del Pilar. Partiendo de esta historia, los actos festivos en torno a esta manifestación mariana se sucedieron desde la Antigüedad y se propagaron a través de la Edad Media hasta nuestros días.
En 1642 se reconoce a la Virgen del Pilar como patrona de Zaragoza
No hay un consenso claro sobre la fecha de inicio de las Fiestas del Pilar en Zaragoza. En un principio, las celebraciones constaban de actos estrictamente religiosos y tenían lugar durante el mes de agosto. Parece ser que el cambio de fecha a octubre estuvo condicionado por el calendario agrícola, con el fin de que las festividades pilaristas se sucediesen tras finalizar la cosecha.
Una de las primeras referencias escritas que se tienen sobre las Fiestas del Pilar data de 1613, cuando el concejo zaragozano se suma oficialmente a la celebración religiosa que venía haciéndose desde tiempos imprecisos. Todo esto queda recogido en un documento guardado en el archivo municipal de Zaragoza que lleva por nombre Memorial de las cosas ordinarias que deven hazer los jurados de Çaragoça en cada uno de los messes del año, hecha por mi Martín Español, su secretario. Por esta época, los actos festivos se reducían principalmente a procesiones, rosarios o espectáculos taurinos. La comparsa de gigantes y cabezudos, de origen medieval, también recorría las calles en aquel lejano siglo XVII.
A partir de este momento las fiestas comenzarían a tomar una mayor relevancia, aunque todavía distarían mucho de contar con la apariencia y el carácter que muestran hoy en día. En 1642 se da un primer gran paso en este sentido al reconocer a la Virgen del Pilar como patrona de Zaragoza. Durante los siglos venideros, las fiestas se suceden todos los años sin grandes variaciones documentadas y con un programa eminentemente religioso.
Muchos de los actos que todavía hoy en día se celebran durante las fiestas van a originarse a partir de finales del siglo XIX. En 1889 tiene lugar la primera procesión del Rosario de Cristal. La primera referencia escrita que se tiene sobre el popular Tragachicos data de 1892. Dos años después, en 1894, se inaugura el Certamen Oficial de Jota Aragonesa. Como se puede observar, poco a poco las fiestas comienzan a dotarse de un carácter laico que convive amistosamente con todas las expresiones de tipo religioso.
En 1889 tiene lugar la primera procesión del Rosario de Cristal
Ya entrado el siglo XX comienzan a realizarse las ofrendas de frutos y flores, en 1949 y 1958 respectivamente. Por esos años, las del Pilar ya son toda una referencia en el calendario festivo español, como bien demuestra su declaración en 1965 como Fiesta de Interés Turístico Nacional.
Desde entonces, las Fiestas del Pilar han crecido exponencialmente hasta tomar la forma que las define en la actualidad y que las ha llevado a constituirse como uno de los hitos fundamentales de la oferta lúdica europea de otoño. Las actividades religiosas conviven con los actos laicos en un calendario marcado por la presencia de infinidad de citas, tanto oficiales como alternativas, que cada año se suceden entre el sábado anterior al día 12 de octubre y el domingo siguiente a esta fecha. Aproximadamente unos 10 días de fiesta que atraen a miles de personas venidas de diferentes rincones de España y el mundo.
A finales de septiembre de 2019, las Fiestas del Pilar fueron reconocidas como Fiestas de Interés Turístico Internacional.